Al debatir el descarte de Ariel Sharón a tenor de la cuestión de lanzar a todos los israelíes de la Franja de Gaza en diciembre de 2003, manifesté mi escepticismo con que realmente "pretenda decir lo que dice", y expliqué: "No voy a simular que sé lo que pasa por la mente del primer ministro — no confía en mí — pero sí que sospecho que… Sharón, político consumado que sabe cuándo ceder, ha esbozado un plan que estoy convencido no tiene deseos de llevar a la práctica".
El Washington Post de hoy brinda pruebas que confirman ese escepticismo. Titulado "Enfrentamientos en Gaza alimentan dudas de retirada", el artículo de John Ward Anderson y Molly Moore cuenta que efectivos israelíes demolieron tres viviendas pertenecientes a un terrorista palestino de Gaza. A lo que un palestino comenta de los planes de Sharón de lanzar a los israelíes de Gaza: "Todo mentiras, todo palabras. Nunca se marchará". Más interesante es que una israelí afincada en Gaza convenga al destacar el amplio despliegue militar en su zona: "¿Por qué va del gobierno israelí a dedicar tanto dinero a un proyecto si vamos a abandonar Gaza?" Los autores del Post prosiguen:
Tres meses después de que Sharón anunciara sus intenciones de retirar a colonos y soldados de Gaza, palestinos e israelíes debaten por igual lo lejos que llevará ese objetivo. En un contexto de creciente violencia aquí y creciente oposición en el seno del gabinete de Sharón, y con unas presidenciales en puertas en Estados Unidos, muchos cuestionan cuándo — o si — podría abandonar Israel esta empobrecida franja de territorio.
Luego está el hecho de que
En las 13 semanas transcurridas desde que reflotara la idea de la retirada, Sharón se ha enfrentado a 23 mociones de confianza en el parlamento israelí. Ministros del gabinete de dos elementos de la coalición de gobierno de Sharón, la formación pro-colonos Partido Religioso Nacional y el ultranacionalista Unión Nacional, han amenazado con abandonar la coalición y llevarse por delante al gobierno si Sharón trata de abandonar Gaza. La popularidad del primer ministro ha caído en picado al 33%, según un sondeo de la pasada semana.
En otras palabras, Sharón no sólo no parece abrigar deseos de llevar a la práctica su plan, sino que tampoco los demás israelíes quieren que lo haga. (20 de marzo de 2004)