Vengo siguiendo los problemas de la inmigración en los territorios españoles de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias, de fácil acceso todos para los africanos; es hora de ponerse al día con la situación de los llegados a las islas de Malta, a 100 kilómetros al sur de Sicilia y 320 kilómetros al norte de Libia. En "Una isla tragada por los inmigrantes: la pequeña Malta lucha por absorber pateras de africanos desesperados", Mary Jordan, del Washington Post, da una idea de la crisis en ciernes en una isla soberana de 400.000 habitantes con una historia larga y muy aislada. Según ella, los malteses, nación mayoritariamente blanca y católica, no reaccionan muy bien a los alrededor de 5.000 negros e indigentes africanos en su mayoría musulmanes llegados durante los cuatro últimos años, camino casi todos ellos de Italia pero cuyas endebles embarcaciones no finalizaron la travesía.
- Jesmond Saliba, de 34 años, cochero de un taxi de caballos: "No tenemos suficientes empleos para ellos, y significan más impuestos para nosotros. Esta isla es demasiado pequeña para ellos".
- Katrine Camilleri, abogada del Jesuit Refugee Service. "Hay una sensación de '¡Dios mío, nos están invadiendo!' Cada vez se acepta más que la gente diga: 'No los queremos'".
- Martin Degiorgio, secretario de la Alianza Nacional Republicana, colectivo antiinmigrantes constituido el pasado año. "Nosotros no queremos una sociedad multicultural. ¿No ha visto usted los problemas que ha provocado en Francia y Gran Bretaña? Nunca hemos tenido minorías, y no queremos minorías".
- Charlie Bezzina, de 47 años, vende cerveza en las inmediaciones del edificio de la ópera: "Nos hacen falta patrulleras extra y devolverlos a donde vinieron".
- Ruth Spiteri, madre de tres hijos: "No les gusta la comida que les damos. Se muestran agresivos con los militares. Traen distintas enfermedades".
Los africanos, informa Jordan, responden como si los malteses lo desearan – llamando a Malta "escala a ninguna parte" y optando por marcharse. Cita a Ihaps Norain, un caballero sudanés de 28 años cuya embarcación se quedó sin gasolina, obligándole a desembarcar en Malta en lugar de Italia: "No se imagina lo difícil que son las cosas aquí. Yo no quiero estar aquí, y sé que la gente no quiere que esté". Mostrando el centro de acogida en el que reside con 560 personas más, africanos en su mayoría, dice: "Yo me pregunto: '¿Por esto arriesgué mi vida?' Veo la forma de mirarme en el autobús. Hay gente que te hace sentir muy mal".
Pero esto es sólo el principio de la historia. Se rumorea que más de un millón de subsaharianos se habría congregado en Libia a la espera de cruzar el Mar Mediterráneo. (4 de junio de 2006)
1 de mayo de 2007: Otras islas del Mar Mediterráneo pasan a ser objetivo, informa Hubert Kahl, del servicio Deutsche Presse Agentur, en "Inmigrantes ilegales africanos ahora a por Mallorca".
Los avistamientos de pateras en las costas de las Islas Canarias con docenas de refugiados africanos abordo son hoy un suceso cotidiano. La entrada masiva ha descendido de forma notable durante los últimos meses después de que España incrementara su vigilancia costera y deportara con rapidez a los inmigrantes a sus países de origen. Pero la entrada masiva no se ha detenido mientras la friolera de 31.000 "ilegales" llegaban a las Canarias el año pasado.
El fenómeno de la inmigración ilegal era desconocido en Mallorca y las demás Islas Baleares hasta hace poco. La primera embarcación con refugiados llegó a Menorca en otoño de 2006. Desde entonces, tres embarcaciones más han llegado a la vecina isla de Mallorca, más grande, a sólo 300 kilómetros del norte de África. En contraste, los refugiados, que parten de África Occidental recorren a menudo más de un millar de kilómetros de aguas del Atlántico hasta las Canarias. A pesar de la distancia menor, Mallorca tiene menos probabilidades de verse afectada por una entrada masiva parecida a la de las Canarias, porque España tiene acuerdos de repatriación con Marruecos y Argelia. Los africanos que llegan a las Canarias esperan permanecer en España como medida excepcional, al ser a menudo casi imposible deportarlos.
31 de mayo de 2007: The Washington Post revela hoy la tremenda historia del gran número de desesperados somalíes que lo arriesgan todo para huir de su país con destino a Yemen. Según el artículo, al menos 8.000 habrían llegado ya en 2007, sumándose a los entre 100.000 y 800.000 somalíes afincados en Yemen, que "ha surgido como escala de África Oriental con destino a Arabia Saudí, los demás países ricos del Golfo Pérsico y puntualmente Europa". 28 de febrero de 2008: Más detalles de los somalíes que toman medidas desesperadas para llegar a Yemen, esta vez de Reuters. Ofrece cifras más bajas: "Casi 30.000 somalíes y etíopes llegaron a las costas de Yemen el pasado año. Unos 700 cadáveres fueron devueltos por el mar, mordidos por tiburones algunos, y se da por desaparecidas a otras 700 personas". También destaca que la llegada masiva comenzó en 1991 con la caída de Mohamed Siad Barre. Algunos extractos:
- "Al menos 37 somalíes se ahogaron en Yemen el 20 de febrero cuando el capitán de su embarcación les ordenó alcanzar la playa a nado, informa la agencia de prensa yemení Saba. Unos 70 fueron rescatados".
- "Los traficantes hacinan a la gente en pequeñas embarcaciones como sardinas", dice Samer Haddadin, un responsable de la UNHCR. "Pasan dos o tres jornadas así y llegan con problemas dermatológicos porque han de orinar donde están sentados. No hay forma de moverse".
- Alrededor de la tercera parte de los refugiados somalíes acaban en el campamento de Jaraz, administrado por el Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas. "Jaraz, en una llanura desolada azotada por el viento en donde los rigores estivales alcanzan los 50 grados Celsius (122 Fahrenheit), acoge a 9.500 refugiados en chabolas. Hay escuelas, ambulatorios y raciones de comida, pero no hay empleo… Los refugiados de Jaraz quedan en un limbo de futilidad, incapaces de volver a sus inseguros países de origen o encontrar trabajo en Yemen".
- "El vertedero de Basatin — que recuerda a una Mogadiscio en miniatura quitando los hombres armados -- es peor, pero los somalíes están menos aislados y al menos pueden encontrar trabajo temporal en Adén. "No podía soportar la vida en el campamento", dice una mujer con un pañuelo negro de flores naranjas que dice llamarse Fawzia. Esta dama de 23 años tiene siete hijos y un marido desaparecido. Sobrevive realizando labores domésticas temporales, pero lleva seis meses sin pagar el alquiler. "Yo me odio, odio a mis hijos, no tengo futuro", dice con aire ausente. Además de ella, un bebé yace sin atención en su propio vómito sobre la sucia alfombra azul de su estancia llena de basura".
29 noviembre de 2010: Muammar Gadafi ha exigido la friolera de 5.000 millones de euros durante la cumbre Unión Europea-África: "Para atajar la inmigración ilegal, hay que hacer algo significativo, de lo contrario un continente entero entrará en masa en Europa. Si Europa nos dona 5.000 millones de euros, Libia podrá atajar el flujo".
27 de diciembre de 2010: Más de la emigración etíope a Yemen hoy en "Africanos se arriesgan a singladuras peligrosas hasta Yemen con la esperanza de una vida mejor".
22 de septiembre de 2012: Con más de 16.000 inmigrantes ilegales, Malta sufre las consecuencias de la entrada de inmigrantes per cápita más elevada de todos los socios de la Unión Europea; y los inmigrantes se hacinan en centros de acogida administrados por el Estado. Para consultar los detalles, visite la crónica de Suzanne Daley "Pequeño país mediterráneo rebosa inmigrantes sin lugar a donde ir".
31 de marzo de 2013: Las tres últimas semanas han visto a 10.000 inmigrantes irregulares tratando de entrar en una única provincia saudí, Asir. La mayor parte de ellos, como era de esperar, son africanos o yemeníes.
Lampedusa, a sólo 120 kilómetros de las costas de Túnez. Tiene una población italiana de 6.000 habitantes y un mayor número de inmigrantes ilegales. En Lampedusa, en recuerdo de los muchos abogados tratando de llegar a Europa, el Papa arroja una corona de flores al mar y oficia un sepelio colectivo para inmigrantes a bordo de una pequeña embarcación pintada. Condenaba "la indiferencia global" ante su tesitura, instaba a "despertar conciencias" para responder a "la indiferencia" manifestada hacia los inmigrantes, y afirmaba que "Hemos perdido el sentido de la responsabilidad con el prójimo" y "hemos olvidado llorar" por los inmigrantes desaparecidos en el mar.
A la sazón, justo antes de aterrizar el aparato del Papa, llegaba al puerto de Lampedusa una patera con 166 africanos.