Pregunta planteada a los columnistas del Jerusalem Post: "Hace exactamente un año, el ex primer ministro Ariel Sharón anunció que abandonaba el Likud y que constituiría una nueva formación política - el Kadima (adelante en hebreo). A pesar del infarto de Sharón, Ehud Olmert todavía logró conducir a la victoria al Kadima en los comicios alzándose con 29 puestos. Un año después, el futuro del Kadima es incierto. La popularidad de Olmert está en mínimos históricos. ¿Se desvanecerá en el olvido el partido o seguirá interpretando un papel relevante en la política israelí?" Para consultar todas las respuestas, visite "Cuestiones candentes #13: ¿el Kadima?"
Hace un año, incluí al Kadima en la tradición de formaciones políticas israelíes alternativas como Dash, Centro, Yisrael Acheret, Shinui o Ha'olam Hazeh – partidos que deslumbran y luego desaparecen sin dejar prácticamente rastro. Predije que el Kadima "(1) caerá tan precipitadamente como ha surgido y (2) dejará una herencia pobre".
Cuando Ariel Sharón se derrumbó físicamente a principios de enero, me precipité escribiendo que "Si la carrera de Sharón ha terminado ya, también la del Kadima". De hecho, Olmert mantuvo la formación en una forma imponente. Con el triunfo electoral del Kadima de finales de marzo, reconocí que se conservaba "significativamente mejor de lo que esperaba", añadiendo que "sigo viéndolo como una formación de paso". A principios de septiembre, me temí que "la casilla del Kadima no estará en las papeletas cuando se celebren las próximas nacionales".
Mis opiniones siguen esta tónica: El Kadima sigue siendo básicamente el vehículo personal de su fundador, Ariel Sharón, contradictorio en sí mismo, y por tanto no durará mucho. Que esta formación incoherente encabece hoy una coalición incoherente no le permitirá evitar este sino. (21 de noviembre de 2006)