Apenas unas jornadas tras su aparente victoria, Cynthia Farahat y yo manifestamos nuestro escepticismo con la validez de los resultados de estos comicios:
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas saca tajada de la Hermandad Musulmana y de otros satélites como fachadas civiles, papel que ellos están encantados de interpretar, al permitir a los islamistas hacerse con un porcentaje desproporcionado del voto parlamentario y alcanzar más tarde la presidencia. Durante la sospechosa semana de retraso del anuncio de los resultados presidenciales, el SCAF [Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas] se reunió con el verdadero líder de la Hermandad Musulmana, Jairat El-Shater, y alcanzó un acuerdo por el que Mursi sería presidente pero seguiría gobernando el Consejo.
Con anterioridad, cuestionamos el resultado de dos vueltas electorales previas (véase "Las elecciones fraudulentas de Egipto" y "No ignoremos el fraude electoral en Egipto").
Aunque contados analistas han suscrito esta versión, últimamente han aparecido pistas de ello:
(1) El 31 de julio de 2013, Josh Goodman y James Parks escriben en "Mursi no salió elegido ni democrática ni apropiadamente" que
alzar a Mursi como representante democrático electo del pueblo egipcio parece apoyarse en una interpretación más bien inexacta de "democracia". A la Hermandad se le ha acusado de soborno e intimidación de los electores y de manipular las papeletas durante los comicios de 2012. Las elecciones acusaron una participación electoral colosalmente baja (el 43,4% de los registrados), cosa especialmente problemática teniendo en cuenta la naturaleza supuestamente histórica de los comicios. De los 23 millones de electores de la primera vuelta electoral, 12 millones no depositaron un voto a favor de cualquiera de los dos candidatos que llegaron a la última vuelta. Todo esto es rematado con la flagrante extralimitación del ejército, que enmendó el texto constitucional en mitad del proceso para limitar el poder del recién elegido Presidente.
(2) El 3 de agosto de 2013, el General Abdel Fataj al-Sisi concedió una entrevista en la que negaba haber manipulado la elección de Mursi y al mismo tiempo (y más curiosamente) afirmaba poder haberlo hecho de haberlo deseado.
P: ¿Así que asesoró usted al presidente en lo relativo a Etiopía y el Sinaí, por ejemplo, y él le ignoraba?
R: Fuimos muy certeros y previsores en su éxito. Si quisiéramos oponernos o no permitirles llegar al poder en Egipto, habríamos manipulado las elecciones, igual que solían manipularse en el pasado.
Ahora sale a la luz el testimonio de un funcionario egipcio sin identificar a través del político israelí Yossi Beilín en "Mursi no ganó las elecciones" que dice que
Ajmed Shafik, ex comandante de las fuerzas aéreas y último primer ministro del presidente Hosni Mubarak, se hizo realmente con los comicios por un margen estrecho. Pero los generales del ejército—queriendo cerciorarse que se respetaría el orden público tras las elecciones—temían que si Mursi era derrotado, la Hermandad Musulmana se negara a reconocer los resultados y se acabara manifestando como se manifiesta ahora.
Los resultados oficiales, 51,73 por ciento de los votos a Mursi y el 48,27% a Shafik, es casi la inversión precisa de lo que sucedió realmente en las urnas. Tras darse a conocer los resultados, apenas escuchamos llamamientos a la protesta o la oposición entre los seculares-liberales, al tiempo que en el bando religioso—los leales a la Hermandad Musulmana o bien a los partidos salafistas—los votantes estaban encantados con sus avances.
Shafik y Mursi superaron el obligatorio ritual electoral. |
Beilín prosigue para explicar que los oficiales militares esperaban que el inexperto Mursi respetara al ejército, pero no lo hizo. El General Abdul-Fattaj al-Sisi fue objeto de las presiones de colegas Generales hace unos meses, pero Sisi dio a Mursi la oportunidad de enmendarse.
Comentarios:
(1) Esto tiene bastante sentido.
(2) En lugar de reiterar sin parar que Mursi se hizo con la mayoría de los votos en las presidenciales, es hora de que los medios convencionales vuelvan a los acontecimientos de la primavera de 2012 y examinen más detenidamente lo sucedido.