El anuncio realizado por Barack Obama hoy de que la cifra de efectivos estadounidenses regulares será reducida a 9.800 antes de final de año y a cero dos años después anuncia prácticamente que esta guerra, que se habrá prolongado durante poco más de 15 años y casi la totalidad de cuatro presidencias, va a acabar en estrepitoso fracaso estadounidense.
Porque los talibanes y las demás fuerzas islamistas ya han hecho un importante retorno; porque los líderes afganos auspiciados por la coalición han demostrado ser torpes y corruptos; y porque la estadounidense y las demás poblaciones de orientación occidental siguen sin convencerse de que esta guerra es digna de sus vidas y recursos. Como he predicho con frecuencia, a tenor tanto de Irak como de Afganistán, sólo es cuestión de unos años más que el impacto de miles de vidas y billones de dólares destinados a su liberación desaparezcan sin dejar casi rastro.
Los Republicanos se lanzan a degüello a por Obama y le imputan esta lamentable tesitura. Pero yo no. Los dos problemas que apuntan – insuficiente cifra de efectivos para ganar y un plazo arbitrario de retirada de las tropas – pueden remontarse a George W. Bush en la misma medida. Él inició las guerras de Irak y Afganistán, las privó de los efectivos regulares suficientes e impuso un plazo de retirada de tropas de Irak tan arbitrario como el de Obama en el caso de Afganistán.
Barack Hussein Obama y George W. Bush: cometieron errores comparables en Irak y Afganistán. |
Sólo cuando los Republicanos asuman el problema que George W. Bush creó y que legó a Barack Hussein Obama podrán recuperar la credibilidad en materias de política exterior. (28 de mayo de 2014)