Crítica literaria también de:
Los kurdos: examen contemporáneo
Edición de Philip G. Kreyenbroek y Stefan Sperl
Nueva York: Routledge, 1992
250 páginas, 47,50 dólaresLos kurdos: una nación negada
David McDowall
(Londres: Minority Rights Publications, 1992)
148 páginas, 7,95 librasSin más amigo que las montañas: la trágica historia de los kurdos
John Bulloch y Harvey Morris
Nueva York: Oxford University Press, 1992
242 páginas, 25 dólaresKurdistán
Ziba Arshi y Josro Zabihi
Fotografía de Nasrolaj Kasraian
Ýstersund, Suecia: Oriental Art Publishing, 1990.
Distribuido por Routledge, Chapman & Hall.
139 páginas, 45 dólares
A medida que los kurdos se convierten en un factor cada vez más relevante de la política de tres países importantes (Turquía, Irak e Irán), el mundo exterior va aprendiendo de este pueblo antiguo y opaco. Cinco obras se complementan convenientemente en este fin. Cada una de ellas, a la sazón, tiene un objetivo político explícito al llamar la atención sobre los alrededor de veinte millones de kurdos y su cultura, esperando - con razón probablemente - que esto ayude a poner fin a su tragedia política.
Izady, como insinúa su subtítulo, ofrece un aperitivo de los kurdos. Cubre temas tan diversos como la flora y la fauna, las lenguas kurdas vernáculas, las formaciones políticas o la fabricación de alfombras. Más provechosamente aún, proporciona abundantes referencias bibliográficas a otras lecturas. Ni siquiera los especialistas en Oriente Próximo encontrarán familiar todo lo contenido en el libro de Izady; ha realizado una labor ejemplar al reunir junta tanta información de forma clara y legible.
Kreyenbroek y Sperl deben su texto a una conferencia celebrada en Londres en 1989; tras unos capítulos de introducción, sus autores detallan, de forma integral pero aburrida, la historia moderna de los kurdos. Ellos (y sobre todo Ismet Chériff Vanly) ofrecen mucha investigación original y mucha novedosa. Por fuerza, los capítulos abordan los países por separado, aunque esto tiene el desgraciado efecto de dejar al lector sin una idea clara de los kurdos como población única.
La revista a la historia kurda que pasa McDowall también considera por separado los casos turco, iraní e iraquí. Pero su versión en solitario tiene un cariz más centrado y una presentación más viva que la obra de Kreyenbroek y Sperl, lo que lo hace idóneo como introducción.
Bulloch y Morris aplican la destreza periodística a la misma temática. Exclusivo de los autores comentados es que logran integrar la historia kurda en un todo integral, poniendo el acento en los acontecimientos recientes y centrándose en los extremos dramáticos (por ejemplo, el asesinato en Viena de un líder kurdo en 1989). El suyo es con diferencia el libro más legible de este elenco, pero también el más especulativo.
Kurdistán contiene 126 fotografías a color (así como 25 páginas de texto). En casi todas las páginas hace aparición un aire de rústico, ya sea en el terreno, en las estructuras rudimentarias o en los hombres curtidos. Si bien no es hermoso ni atractivo, las fotografías ayudan a poner a esta población sin rostro hasta la fecha una identidad propia característica. Y eso, después de todo, es la idea.