Los recientes ataques de cohetes que salen del Líbano dirigidos contra tropas Israelíes, seguidos por de una respuesta Israelí contundente, sirven como recordatorio conmovedor de que la retirada de Israel del Líbano hace un año no estuvo exactamente a la altura de sus expectativas.
Puede ser útil recordar cuán grandes fueron esas expectativas. Por un margen de casi cuatro-a-uno, los Israelíes aprobaron la retirada del Líbano como un movimiento táctico excelente.
En la izquierda, el Ministro de Seguridad Interna Shlomo Ben-Ami pensaba que el presidente de Siria estaba "muy estresado por la decisión de Israel de retirarse del Líbano". En la derecha, el Ministro de Asuntos Exteriores David Levy declaró que la retirada debilitaría la posición de Siria.
Otros especularon más allá. Dan Margalit de Ha'aretz pronosticó que "estimularía a que Siria volviese a la mesa de negociación". El novelista Amos Oz predijo audazmente acerca de la organización del Líbano más agresivamente anti - Israel: "En el momento en que salgamos del sur del Líbano tendremos que borrar la palabra Hezbolá de nuestro vocabulario". Un año más tarde, ¿cómo se ven las cosas?.
La idea de que una retirada Israelí asustaría a Damasco hasta relanzar las negociaciones resulta ser tan estúpida como suena. El presidente Hafez Assad se fue a su tumba sin volver a la mesa de negociaciones y su hijo Bashar no ha demostrado hasta ahora ninguna buena voluntad para hablar.
La expectativa que Israel gozaría de una frontera al norte pacífica demostró estar de manera similar equivocada. Hezbolá inventó una nueva exigencia de un pedazo de tierra en manos Israelíes (Shaba Farms) para justificar las continuadas hostilidades. Al no estar contenida por más tiempo por la zona de seguridad de Israel en el Líbano,, amenaza con utilizar cohetes Katyusha contra Israel, moviendo una alerta que llega hasta la tercera ciudad de Israel más grande, Haifa. Hezbolá ha atacado ya a Israel siete veces, ha intentado muchas infiltraciones, ha secuestrado a tres soldados de Israel y ha matado a otros dos. En respuesta, el gobierno de Israel ha desplegado helicópteros armados y ha atacado una posición de radar de Siria, matando a tres soldados Sirios.
En pocas palabras, "Hezbolá" tan apenas se ha borrado del vocabulario Israelí.
PERO LA mayor consecuencia de la retirada Israelí se dejó sentir entre los Palestinos. Ese impacto es en parte práctico, con Hezbolá proporcionando instrucción y armas a la Autoridad Palestina. Por ejemplo, Hezbolá llegó a un acuerdo con la Autoridad Palestina "para entrenar a combatientes y proporcionar armas contra tanques y aviones", informa el Middle East Newsline.
Los Palestinos siguieron las tácticas y herramientas distintivas de Hezbolá - los atentados suicida por una parte, explosivos en la cuneta detonados por teléfonos móviles por otra. Incluso adoptaron la técnica de Hezbolá de filmarse a sí mismos antes de perpetrar atentados contra Israelíes, poniendo después la película a disposición de los medios de comunicación Árabes y Musulmanes.
El impacto es también psicológico. Los Palestinos vieron a Hezbolá imponer hasta la última exigencia a Israel, sin tener que sentarse alrededor de una mesa con diplomáticos Israelíes; Esto sirvió como una lección de rechazo.
Los Palestinos concluyeron que de utilizar suficiente violencia, podrían conseguir también todo lo que quisieran de Israel sin tener que comprometerse. Esta "Libanización" de los Palestinos ha tenido consecuencias importantes.
El Primer Ministro Ariel Sharon traza una conexión entre la retirada Israelí del Líbano y "lo sucedido después" con los Palestinos. El jefe de la anterior fuerza aliada Libanesa de Israel lo expresa más contundentemente; Cada concesión de Israel a Hezbolá, dice, ha sido "muy cara" en lo que respecta a los Palestinos.
Específicamente, el éxito de Hezbolá primero inspiró a los Palestinos a abandonar hasta los asombrosamente generosos términos que el primer ministro Ehud Barak posteriormente les ofreció, confiando poder hacerlo mejor sobre el campo de batalla. Incitó a los Palestinos a abandonar la mesa de negociaciones y volver a la violencia contra Israel.
Ayuda a explicar la escalada en esa violencia, que comenzó con piedras y ahora incluye proyectiles de mortero de larga distancia.
La gran mayoría de los Israelíes hace un año vivió el dulce engaño de que concesiones unilaterales a los vecinos se ganarían con el tiempo aceptación y tranquilidad. Tras ocho meses violencia Palestina - en parte atribuible a la retirada de Israel bajo fuego del Líbano - el vacío de esta esperanza está llegando a ser cada vez más evidente.
Mientras se estremecen de vuelta a la realidad, los Israelíes pueden consolarse sabiendo que, al abandonar su engaño del Líbano, con todo lo doloroso que ese proceso pueda ser, están dando el primer paso necesario para ocuparse de la crisis de hoy. El segundo paso será entender que la aceptación por los vecinos no resultará de concesiones unilaterales hechas por Israel, sino de ser respetado y temido.