MEMO
A: Las víctimas del 11 de Septiembre y sus familias
De: Daniel Pipes
Tema: Compensación
Os habéis visto envueltos en una desafortunada riña con el gobierno de los Estados Unidos acerca del dinero que os merecéis por vuestras pérdidas el 11 de Septiembre, incitando cólera por todas partes. He aquí una solución: Olvidarse de Washington y centrarse en Riyadh.
El Reino de Arabia Saudí ostenta una pesada responsabilidad por el desastre. Osama bin Laden, al Qaeda y los Talibanes derivaron sus radicales ideas principalmente de la ideología Wahabí que gobierna en Arabia Saudí. El reino permitió el reclutamiento de unos 25.000 jóvenes Saudíes para emprender la jihad, completamente al tanto del peligro que suponían para los Estados Unidos. Y 15 de los 19 secuestradores suicida procedían de Arabia Saudí.
La familia real Saudí y quizá también el gobierno (los dos son difíciles de separar en un país llamado a veces el único negocio familiar con asiento en las Naciones Unidas) donó grandes sumas de dinero durante años a bin Laden, al Qaeda y a los Talibanes, y quizá armas también.
Incluso en el post - Septiembre, el reino ha sido reticente a romper el flujo de fondos a grupos de la jihad. No ha cooperado sinceramente con la investigación de los Estados Unidos, prefiriendo, como se queja un funcionario Americano, "soltar un goteo de apetitosa información insignificante un día cada vez".
El hecho de que la ideología, los nacionales y el dinero Saudí, jugaran un papel tan grande en los ataques tiene dos implicaciones importantes.
Primero, el propio código legal de los Saudíes se basa en gran medida en compensar al lado herido. (Golpea a un camello con tu coche y pagas remuneración al dueño del camello; golpea al dueño del camello y pagas a su familia). Las leyes y tradiciones Saudíes, en otras palabras, requieren que se pague a las familias de aquellos perjudicados en el 11 de Septiembre. Tenéis una fuerte reclamación moral con los Saudíes.
En segundo lugar, también tenéis buena base jurídica para exigir el pago del reino en una corte de Estados Unidos. "Aunque se asume generalmente que los ciudadanos de Estados Unidos sólo pueden demandar a los gobiernos que el Departamento de Estado juzga que son oficialmente patrocinadores del terrorismo", dice a Allan Gerson, experto en derecho internacional y autor del recién publicado "Precio del Terror" (HarperCollins), "sencillamente eso no es verdad".
De hecho, el Acta de Inmunidades Soberanas Exteriores de 1976 ha permitido a los Americanos presentar demandas contra cualquier estado exterior "en los casos que implicaban daños corporales o muerte como resultado de la conducta malintencionada de un estado extranjero habiendo tenido lugar en los Unidos", observa otro experto legal internacional, Leonard Garment. Por ejemplo, en 1980, una corte dictó que el gobierno Chileno era responsable por un atentado con coche bomba en Washington, D.C. En 1989, otro juzgado decidió que la República de China (Taiwán) no poseía inmunidad soberana en conexión con un asesinato en California.
En teoría, entonces, podéis iniciar acciones contra el profundamente adinerado gobierno Saudí.
Pero hay un obstáculo.
La "Air Transportation Safety and System Stabilization Act", convertida con prisas en ley el 22 de Septiembre, oferta fondos libres de impuestos - pero solamente a condición de abandonar el derecho a denuncia. Aceptar el dinero del gobierno significa que cada uno de vosotros "renuncia al derecho a presentar acción civil (o ser parte de una acción) en cualquier corte federal o del estado por daños derivados como resultado de los impactos de los aviones relacionados con el terrorismo del 11 de Septiembre del 2001".
En pocas palabras, coged el dinero del "Fondo de Compensación de la Víctima del 11 de Septiembre del 2001" y perdéis la posibilidad de demandar a los Saudíes.
Washington tomó esta medida sin precedentes sobre todo para proteger a las líneas aéreas, los aeropuertos, los fabricantes de aviones, al propietario de las torres y a la Ciudad de Nueva York de la bancarrota. Pero también quería evitar demandas legales contra estados extranjeros como Arabia Saudí.
Eso es porque los aguafiestas del Departamento de Estado odian cuando los ciudadanos inician pleitos contra gobiernos extranjeros, los cuales desdeñan como interferencias en el elevado arte de la diplomacia. Antes sacarían 6 billones de dólares del contribuyente Americano que hacer que Arabia Saudí pagase.
Esto es mala política, e inmoral también. Vosotros, las víctimas del 11 de Septiembre deberíais tener vuestro momento en los tribunales para demostrar la responsabilidad Saudí y reclamar cualquier compensación a la que os sintáis con derecho.
Por favor pensadlo largo y tendido antes de firmar la renuncia. O, si usted la ha firmado ya, considere retirar su consentimiento. El mayor servicio que puede brindar a aquellos asesinados en Septiembre es establecer la responsabilidad de sus muertes. Presionar con acciones civiles por daños le dota para hacer lo que su gobierno no hará.