La guerra contra el terror no ha sido el tema de una sola película americana ni, que yo sepa, hay una en ciernes. Pero la televisión está demostrando ser algo más valiente y las cosas deberían ponerse interesantes el domingo 9, cuando la Fox inicie una nueva temporada de su programa de acción, llamado 24.
¿Por qué la ausencia de películas acerca de la guerra actual?. Jack Valenti, entonces director de la Motion Picture Association of America, respondió una vez con cuestiones propias:
¿A quién tendría como enemigo si hiciera una película sobre terrorismo?. Probablemente a los musulmanes, ¿no?. Si lo hiciera, creo que habría un contraataque de la comunidad musulmana decente, trabajadora y que respeta la ley de este país.
Eso es lo que algunos llaman una retirada preventiva. Otros lo llaman dhimmitud.
En cualquier caso, la película más reciente de gran presupuesto que se ocupa del terrorismo fue Pánico nuclear, del 2002 ("27.000 armas nucleares. Falta una"), basada en una novela homónima de Tom Clancy. La novela colocaba a terroristas árabes colocando un dispositivo nuclear en la Super Bowl de fútbol, pero la película, bajo presión de las organizaciones islamistas, presenta terroristas neonazis. ("Espero que le tranquilice", escribió el director Phil Alden Robinson al Council on American Islamic Relations a comienzos del 2001, "[saber] que no tengo intención de promover imágenes negativas de los musulmanes o de los árabes, y le deseo lo mejor en sus continuos esfuerzos por combatir la discriminación").
En una revisión de las películas recientes, Jonathan V. Last concluye que, "De haber cambiado, la presión de la corrección política se ha incrementado desde que comenzó la guerra contra el terror". El primer arañazo en el silencio llegó a mediados del 2004, cuando The Grid, una mini serie del TNT, se fijó en el Islam radical. Last la llamó "el programa de entretenimiento más valiente y más atrevido en años", precisamente porque Tracey Alexander y Brian Eastman, sus productores ejecutivos, no lavaron la imagen de toda forma de Islam.
Un extracto del segundo episodio de The Grid, acerca de un nacional libanés llamado Fuqara arrestado cuando intentaba salir de Estados Unidos tras intentar asesinar a un agente del FBI, da una prueba. Fuqara es interrogado por el agente Canary mientras su abogado intenta detener el procesamiento:
Agente Canary: Sr. Fuqara, ¿quién le ordenó cometer el asesinato?.
Fuqara: (murmura en árabe).
Abogado de Fuqara (al agente Canary): ¿Podemos hablar fuera? (los dos salen de la habitación). No se atreva a amenazarle con un interrogatorio.
Agente Canary: Tiene información sobre ataques previstos aquí que podrían amenazar a miles de vidas americanas.
Abogado de Fuqara: ¿Y eso le da derecho a despreciar sumariamente los derechos del Sr. Fuqara?. Hey, ¿por qué detenerse ahí?. ¡Deportemos a todos los musulmanes de América para ganar su guerra!.
Agente Canary: Sugeriría que algunos derechos acaban en el asesinato en masa.
Abogado de Fuqara: No. Y hasta que haya una enmienda a la constitución a ese efecto, protegeré los derechos del Sr. Fuqara.
Una segunda grieta llegará en unos días, cuando la 24 de Fox Channel emita cuatro episodios mostrando a una familia musulmana que llega a Estados Unidos con el único propósito de implementar ataques contra americanos. Para hacerlo, se disfrazan de gente corriente. He aquí cómo Jim Finkle, de la Broadcasting & Cable, les describe: "Uno de los malos es un adolescente masticachicle adicto al walkman que se pelea con su conservador padre acerca de salir con una chica americana y hablar por teléfono".
Pero es un disfraz.
El joven también ayuda a sus padres a trazar un complot para matar un gran número de americanos que empieza con un ataque en un tren. Sobre la mesa del desayuno, el padre le dice a su hijo: "Lo que lograremos hoy cambiará el mundo. Somos afortunados de que nuestra familia haya sido elegida para hacer esto". "Sí, padre", contesta su hijo.
Los terroristas logran tomar al secretario de defensa como rehén; y la cinta alcanza el clímax mostrando un espantoso video de internet al secretario como los que vienen de Irak, siendo juzgado después por "crímenes de guerra contra la humanidad".
Como era de esperar, 24 pone nervioso al Council on American-Islamic Relations, el principal grupo de presión islamista del país. La portavoz de CAIR, Rabiah Ahmed, se queja de que "cogen cada día a familias musulmanas americanas y las convierten en sospechosas. Lo hacen para hacer parecer que las familias son co-conspiradoras en este esquema terrorista".
Melanie McFarland, crítico de televisión del Seattle Post-Intelligencer, no tiene paciencia alguna para tal gimoteo: "esto es 24, ¿vale?. Cualquiera que lo vea, sabe que toma prestados aspectos de pesadillas reales para conducir su argumento, prestando poca atención a la corrección política".
Pero hay otra razón para mantener el argumento tal cual. Se dice de casi cada sospechoso terrorista en Occidente que es un individuo común o un amigo maravilloso, como he demostrado previamente. Los adjetivos aplicados a Sajid Mohammed Badat, un británico, son típicos: "un ángel que camina", "la estrella brillante de nuestra mezquita", "un personaje amistoso, cálido, cariñoso", "un chaval normal, sociable, amigable, que tenía montones de amigos y no sostenía opiniones radicales en ningún sentido". A pesar de esos delirios, ha sido procesado por ayudar a Richard C Reid, el suicida del zapato, a volar un avión de pasajeros, y será juzgado bajo cargos de conspiración (fue detenido con piezas de más zapatos bomba como los utilizados por Reid).
Justo la semana pasada, el Seattle Times informaba de un saudí que está siendo deportado de Estados Unidos:
Para sus compañeros de trabajo en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Washington, Majid al-Massari era un individuo feliz que recorría los pasillos y parecía "un gran oso de peluche". Lo que sus amigos no sabían del corpulento especialista en seguridad informática con barba, de 34 años de edad, era que había ayudado a montar una página web a un grupo vinculado con al-Qaida, citaba a Osama bin Laden en sus propios postings de Internet, era el azote de la política americana en el programa de radio londinense de su padre y había aterrizado bajo vigilancia de los investigadores de terrorismo de Estados Unidos.
Esta clase de sorpresa tiene lugar con tal frecuencia que generalizar me tienta: en el arresto, cada islamista en occidente es alabado inicialmente como una persona deliciosa, y nunca como un empollón solitario lleno de odio.
Así pues, bien por la Fox por retratar la realidad; y que no se eche atrás por los islamistas.