Los conversos al islam están asumiendo el control de las operaciones terroristas perpetradas previamente por inmigrantes musulmanes de nacimiento y sus hijos.
Muriel Degauque | |
Esto quedó ilustrado dramáticamente cuando una conversa belga al islam, Muriel Degauque, de 38 años, se inmolaba cerca de Bagdad el 9 de noviembre en un ataque suicida contra las tropas americanas, convirtiéndose en la primera mujer occidental cristiana de nacimiento en suicidarse para fines islamistas. Y de las catorce personas detenidas por vínculos con Degauque, la mitad eran conversos al islam. En la vecina Holanda, un informe gubernamental recién publicado expresa preocupación específicamente entorno a conversos radicalizados.
Las organizaciones del terror islamista estiman particularmente a los conversos. Conocen la cultura local y pasan desapercibidos. No pueden ser deportados, Saben ocultar su afiliación religiosa evitando las mezquitas, esperando el momento apropiado, hasta bebiendo alcohol y tomando drogas para mantener su tapadera. Una guía aconseja a los futuros terroristas suicida destinados a Irak que "vistan vaqueros, coman donuts y lleven siempre su Walkman".
Los conversos que o bien perpetraron una operación terrorista o fueron encarcelados provienen de muchos países occidentales. He aquí una lista parcial. (Los conversos de los que sólo se sospecha, arrestados, o procesados, serán enumerados en un artículo separado.
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Australia: Jack Roche, británico de nacimiento, nueve años de cárcel por intentar volar la embajada israelí de Canberra.
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Francia: David Courtailler, cuatro años por ayudar a terroristas. Pierre Richard Robert, cadena perpetua por planear atentados terroristas en Marruecos. Ruddy Teranova, tres años por atacar físicamente a un musulmán moderado.
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Alemania: Steven Smyrek, siete años por planear una misión suicida para Hezboláh.
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Italia: Doménico Quaranta, veinte años por incendiar una terminal de metro en Milán e intentar atacar templos griegos antiguos en Agrigento, Sicilia.
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Holanda: Jason Walters, hijo de padre americano negro y una mujer holandesa, pertenecía a la Red Hofstad y lanzó una granada de mano contra la policía; su juicio comienza esta semana.
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Reino Unido: Germaine Lindsay, inmigrante de Jamaica, uno de los terroristas suicida del transporte de Londres de julio del 2005, que mataron a 26. Richard Reid, cadena perpetua para "el suicida del zapato", que intentó derribar un vuelo París-Miami. Andrew Rowe, quince años por planificar ataques terroristas.
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Estados Unidos: Ryan Anderson, cadena perpetua por ayudar a Al Qaeda mientras era un miembro de la Guardia Nacional. David Belfield, asesinó a un ex diplomático iraní fuera de Washington y huyó a Irán. Clement Rodney Hampton-el, 35 años por ayudar a volar el World Trade Center en 1993. Mark Fidel Kools, pena de muerte por "lanzar explosivos" y matar a dos de sus oficiales en el ejército. John Mohammed, cadena perpetua por su papel como principal "francotirador de Beltway". Randall Royer, veinte años por cargos de armamento y explosivos "derivados de la investigación de una red jihadista militante en el norte de Virginia". Cinco miembros de Jamaat ul Fuqra, un grupo radicado en Pakistán sospechoso de al menos trece asesinatos en América, encarcelados hasta 69 años.
Lorenzo Vidino divulga en Al Qaeda en Europa (Prometheus) que las autoridades concluyen que "docenas de conversos europeos han ingresado en grupos terroristas". El problema tampoco se restringe a los conversos occidentales al islam.
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En las Filipinas, por ejemplo, un converso confesaba volar un ferry en febrero del 2004, matando a más de 100, y otros están vinculados a un intento de volar la embajada americana de Manila. Más en general, el gobierno acusa a Al-Qaeda y la Jemaah Islamiyah de utilizar el Movimiento Rajah Solaiman, un grupo de conversos, para llevar a cabo ataques del terror.
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Los conversos no occidentales se mudan a Occidente y se involucran allí en el terrorismo. Considérense tres casos americanos: Rashid Baz, druso libanés de nacimiento, 141 años de prisión por asesinar a un niño judío en el Puente de Brooklyn. Wadih el-Hage, católico libanés de nacimiento, cadena perpetua sin revisión por su trabajo con Osama bin Laden. John Samuel, cristiano etíope de nacimiento, aguarda juicio en Guantánamo, acusado de entrar en Estados Unidos para sembrar el terror para Al Qaeda.
La creciente prominencia de los conversos al terrorismo significa que herramientas del contraterrorismo tales como buscar nombres musulmanes o rechazar a terroristas potenciales en la frontera no es suficiente. En lugar de eso, ahora también es crucial saber exactamente quién se convierte al islam y vigilar a los conversos con el fin de ver cuáles están radicalizados.
Algunas de las personas mencionadas arriba habrían podido involucrarse en el terrorismo sin ni siquiera convertirse en musulmanes. Pero la seguridad de Occidente, las Filipinas, y el resto de lugares exige hacerse a la idea de un hecho muy simple: la conversión al islam incrementa sustancialmente las probabilidades de implicación de una persona en el terrorismo.