El proceso por el crímen del año se abre hoy en Atlanta.
El caso comienza en mayo de 1999, cuando un afroamericano de 55 años llamado Jamil Al-Amin fue obligado a detenerse en las afueras de Atlanta por conducir un vehículo robado.
Para evitar la detención, Al-Amin mostró una identificación policial falsa de una pequeña ciudad de Alabama. La jugada funcionó, y se le permitió seguir su camino - pero no durante mucho tiempo. La policía se dio cuenta enseguida del fraude, fue procesado y se le asignó una fecha para la vista.
Cuando Al-Amin no compareció en su vista, el juez firmó una orden de arresto. La mañana del 16 marzo de 2000, dos agentes del sheriff (afroamericanos los dos), Aldranon English, de 28, y Ricky Kinchen, de 35, intentaron cumplir la orden. Los jóvenes oficiales fueron alertados de "un caso de asalto con agravantes, individuo probablemente armado," pero eso es todo lo que sabían de su sospechoso.
Desconocían que estaban siguiendo a un nacionalista negro conocido antes como H. Rap Brown - y cuyos antecedentes de violencia se remontan a tiempos en los que ellos no habían nacido. Desconocían que él afirma que la música "rap" se llama así en su honor, o que sus fechorías durante la década de los 60 le valieron el sobrenombre de "el radical menos intelectual de la izquierda violenta."
Desconocían que incitó a una multitud a incendiar dos manzanas en Cambridge, Md. ("Es hora de que Cambridge explote, cariño") en 1967; y que fue "ministro de justicia" del Partido de los Panteras Negras en 1968; tampoco sabían que fue incluido en la lista de los "más buscados" del FBI en 1970; que intentó robar un bar de Nueva York hiriendo a dos agentes de policía en 1971; y que los años entre 1971 y 1976 los pasó en distintas cárceles de Nueva York.
Los agentes no sabían que tras convertirse al islam, salir de la cárcel y mudarse a Atlanta, Al-Amin prosiguió con su carrera de violencia - en posesión ilegal de un arma de fuego, organizando una banda para cometer actos violentos y encabezando una mezquita en la que los feligreses recibían formación paramilitar.
Desconociendo todo esto, cuando los dos agentes encontraron a Al-Amin junto a un coche aparcado con sus manos en los bolsillos, le ordenaron de forma rutinaria que levantara las manos. "Vale, aquí las tenéis," respondió - sacando presuntamente sendos revólveres y disparándoles, hiriendo de gravedad a English y matando a Kinchen.
Al-Amin huyó a Alabama y por segunda vez en su vida, entraba en la lista de los más buscados del FBI. Cuatro días más tarde era detenido junto a su coche (con un revelador agujero de bala) y armas (que las pruebas de balística demostraron haber sido utilizadas para disparar a English y Kinchen).
El fiscal del distrito del condado de Fulton anunciaba que la fiscalía solicitaría la pena capital para Al-Amin. Al-Amin se declaró no culpable.
El sensacionalismo del juicio fomentó la fama de revolucionario de los 60 de Al-Amin, pero su impacto reside en sus conexiones islámicas.
Su islam es - como era de esperar - de la variante militante, odiando a América en la línea de Osama bin Laden. En opinión de Al-Amin, Estados Unidos y el islam están enfrentados: "Cuando comenzamos a examinar de forma crítica la Constitución de los Estados Unidos," escribía en 1994, "vemos que en su esencia es diametralmente opuesta a lo que Alá ha ordenado." Deletrea el nombre de su país como "Amérikkka" y critica a los negros estadounidenses por integrarse en su país: "El problema de los afroamericanos es que son muy americanos."
Se podría pensar que teniendo en cuenta sus actividades delictivas y sus opiniones radicales, Al-Amin sería condenado al ostracismo por el estamento islámico de América. Error: con el Consejo de Relaciones Americano-Islámicas a la cabeza, han elogiado su liderazgo, han solicitado sus servicios como orador y aclamado sus escritos.
Esas mismas instituciones salían en su defensa tras su arresto por matar al policía. Mezquitas, colectivos universitarios, líderes religiosos y más proclamaban la inocencia de Al-Amin, recogían firmas pidiendo su liberación y recaudaban dinero para su defensa. Declaraban las acusaciones de asesinato "especialmente problemáticas" porque tal comportamiento sería "muy impropio de él."
Increiblermente, en lugar de condenar la trayectoria de 35 años de extremismo ideológico, violencia política y delincuencia de Al-Amin, las organizaciones islámicas elogiaban su "carácter moral." En lugar de recaudar dinero para ayudar a pagar los gastos de la educación de los dos hijos pequeños del oficial Kinchen, huérfanos de padre ahora, recaudaban dinero para el fondo legal de Al-Amin.
Tristemente, parece que Jamil Al-Amin se ha convertido en la versión musulmana de O.J. Simpson. Sus seguidores no parecen tan preocupados por la justicia como por su absolución.
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Actualización, 7 de enero de 2002: Si desea un análisis más completo de esta materia, visite "El curioso caso de Jamil Al-Amin."
Actualización 9 de marzo de 2002: Consulte "Jamil Al-Amin va a prisión" para leer las noticias de la entrada en prisión de Al-Amin y más acerca de su caso.