Ha pasado mucho tiempo desde que las poblaciones arabeparlantes aportaran beneficios a la humanidad, pongamos, desarrollando medicinas nuevas o tecnologías o impulsando la democracia y los derechos humanos.
De hecho, el terreno en el que los arabófonos parecen más adeptos a la innovación sería el terrorismo. Secuestros de aparatos comerciales, atentados suicida y atentados a gran escala se cuentan entre sus reivindicaciones de novedad.
Y ahora llega la oleada de terroristas suicida. Observe la noticia de Irak "3 terroristas suicida utilizados para asesinar a tenaz agente iraquí del orden", referente al asesinato del coronel de policía Shamil al-Jabouri por parte de al-Qaida:
Mientras al-Jabouri dormía la mañana del miércoles en un sofá de su oficina, tres caballeros de uniforme con chalecos explosivos se introducían a través de un hueco en la barrera antiexplosivos que rodea el complejo donde se levanta su edificio, según la policía.
El policía de una de las al menos cuatro torretas de observación que rodean el complejo abrió fuego contra uno de los atacantes en un patio y su chaleco explotó. Al amparo de la deflagración, según la policía, los otros dos suicidas recorrieron unas 100 yardas (90 metros) y alcanzaron el edificio de al-Jabouri de una sola planta.
Detonaron simultáneamente sus chalecos - en la puerta del despacho de al-Jabouri uno - matando instantáneamente al comisario e hiriendo de gravedad a un policía que dormía en un furgón de atestados próximo. Las dos deflagraciones demolieron el edificio entero, enterrando al comisario asesinado bajo los escombros, según la policía.
Comentarios: La eficacia de esta nueva táctica cruel hace probable que se repita, y tampoco en países arabeparlantes solamente. (29 de diciembre de 2010)
9 de junio de 2013: Otra innovación del terrorismo árabe, todavía más ofensiva que las anteriores: la bomba rectal. Rod Nordland destaca su primer uso conocido al asesinar al príncipe Mohamed bin Nayef, ministro del Interior en funciones, en Yidda, Arabia Saudí, en agosto de 2009. El segundo acaba de tener lugar contra Asadulaj Jalid, responsable del Departamento Nacional de Seguridad de Afganistán.
Relacionado con esto está el explosivo en la ropa interior, objeto de la atención pública por primera vez en la tentativa islamista planeada en Yemen de abatir un aparato de Northwest que se disponía a aterrizar en Detroit en diciembre de 2009.