Antes de pasar a las últimas noticias de actualidad, permítanme una introducción personal.
Me siento frustrado por que los occidentales no se percatan de la evidencia de que los burkas y los niqabs, que tapan no sólo la cabeza sino el cuerpo entero, son una amenaza para la seguridad pública. Una persona vestida con estas prendas islámicas puede ser un hombre o una mujer, y puede llevar un rifle de asalto, y por lo general salirse con la suya de manera anónima.
Esperaba que mi recopilación de crímenes y actos de violencia política cometidos con burkas y niqabs, que se remonta a casi quince años y asciende por ahora a unos 150 incidentes, convencería a cualquier observador sensato del problema que suponen para la seguridad. Sobre todo si se tiene en cuenta que comprenden secuestros y violaciones de menores, asesinatos de policías y otras atrocidades, y menos mal que los bancos y otras instituciones han sido conscientes del problema y en muchos casos han prohibido coberturas de este tipo y aun más pequeñas.
Pero no. Ya sea una intelectual como Martha Nussbaum, un periodista como Joel Mathis o las muchas, muchísimas voces que han opinado sobre el reciente veto al burkini en las playas francesas, los problemas de seguridad suscitan un encogimiento de hombros colectivo, donde todo el mundo se centra en el simbolismo de estas dos prendas, sea en relación con la bienvenida al prójimo, con la inhibición en la interacción social o con el estatus de la mujer.
Aunque entiendo estas inquietudes, no logro entender que se pueda prohibir legalmente una prenda de vestir porque ofende sensibilidades. Como suelo decir, el mal gusto es un derecho humano. Usted puede llevar una chaqueta a cuadros escoceses verdes y rosas, y yo no tengo derecho a prohibirlo porque me ofenda: lo mismo ocurre con el burka y el niqab. Sólo puedo prohibirlos si representan un peligro, como es el caso.
Eso en cuanto a Occidente. Ahora pasemos a las noticias, a los dominios del Estado Islámico, bastión del burka, donde las mujeres pueden ser azotadas por no llevarlo: Iran Front Page ha traducido un artículo en persa de Al Alam News Network, una agencia de noticias del régimen iraní:
Una fuente local de la provincia iraquí de Nínive anunció el viernes 2 de septiembre que la organización terrorista [el ISIS] ha dictado una orden según la cual está prohibido que cualquier mujer entre vestida con el niqab o el burka en centros militares y de seguridad. La decisión, según dicha fuente, se produjo después de que una serie de mujeres completamente cubiertas hayan matado a varios comandantes y miembros del ISIS en los últimos meses.
Comentarios:
1) Primera ironía: los dirigentes del ISIS exigen primero el burka y luego, al darse cuenta de que es una cobertura perfecta con la que pueden ser atacados, lo prohíben en zonas sensibles. Si continúan los ataques, tal vez el ISIS tenga que prohibir el burka en todos los espacios públicos, lo que sería todo un cambio.
2) Segunda ironía: el régimen islamista más retrógrado, extremista y macabro de la Tierra reconoce que los burkas son un peligro para la seguridad pública, mientras que los Estados modernos, moderados y democráticos de Occidente siguen sin enterarse de nada.
3) Pese a mi frustración, creo que tendrá que haber más ataques durante más tiempo para que los occidentales espabilen. ¿A cuánta gente más tendrán que matar, robar o violar?