"Endeble y decadente en tiempos, la remota civilización de los árabes está siendo asolada hoy por revitalizantes vientos de cambio. Un fructífero tipo de desorden está reemplazando al viejo patrón inmóvil de vida". Esas palabras de sonido contemporáneo se publicaron en 1962, en un libro de edición de lujo lleno de fotografías con 160 páginas titulado El Mundo Árabe.
Los editores de la revista Life encargaron "El Mundo Árabe". |
El Mundo Árabe representa enfáticamente un artefacto salido de otra era; aunque no edulcora por completo el objeto de su estudio, Stewart ofrece un enfoque benigno, aéreo y paternalista que daría problemas al escritor actual más aficionado a los eufemismos. Por ejemplo, insinúa que el visitante occidental de los países árabeparlantes entra "en el mundo de Aladino y Alí Babá. La población recuerda a su Biblia ilustrada". Poca de esta sensación queda en la era de Al-Qaeda.
Más notablemente, la obra demuestra lo fácilmente que un analista destacado puede malinterpretar el panorama.
Como insinúa su título, un tema se refiere a la existencia de un único pueblo árabe de Marruecos a Irak, una población tan marcada por la tradición que Stewart recurre a la analogía animal: "los árabes poseen una cultura característica común de la que no pueden prescindir mucho más de lo que un tordo cambia sus hábitos de anidada en favor de los de un hongo". Ignorando la fallida trayectoria de los árabes a la hora de unificar sus países, Stewart predice que "con independencia de lo que suceda, las fuerzas favorables a la unión [árabe] perdurarán". Para nada: Esa tendencia desapareció no mucho después de 1962 y lleva difunta tiempo, como su premisa carente de profundidad de que el idioma árabe define por sí solo a una población, ignorando historia y geografía.
Su segunda temática se refiere al islam. Stewart escribe que esta confesión "simple" ha elevado a la humanidad "a una nueva cota" y que "no es pacifista, pero su palabra clave es salaam, o paz". Llama al islam "una confesión tolerante" y describe a los árabes en términos históricos como "conquistadores tolerantes" y "amos tolerantes". Los musulmanes dispensaron a judíos y cristianos un trato "tolerante". De hecho, "La tolerancia de los árabes se extendía a la cultura". Toda esta tolerancia invita velada pero precipitadamente a Stewart a restar importancia a las manifestaciones del islamismo, cosa que dice "tiene un aire antiguo para ellos y escaso atractivo entre los jóvenes". En resumen, Stewart está perdido en cuanto a la supremacía islámica desde su origen a los tiempos modernos.
El extracto del libro: "En una fiesta de estilo no musulmán ofrecida por un empresario multimillonario árabe, una bailarina libanesa de nombre Kawakib interpreta la tradicional danza del vientre. Mientras Kawakib baila, los invitados cantan y bailan". |
Una tercera temática implica la determinación árabe a la hora de modernizar: "Una de las sorpresas del siglo XX ha sido la forma en la que los musulmanes árabes han aceptado el cambio y el mundo moderno". Exceptuando a Arabia Saudí y a Yemen, por todas partes concluye que "el modernismo árabe es una fuerza audible, visible y tangible". (De ahí los "revitalizantes vientos de cambio" de mi primera oración). Su miopía en lo referente a la mujer constituye una lectura sorprendente: "El harén y sus pilares psicológicos han sido dinamitados bien entrado el siglo XX". "En cuestiones económicas... la mujer es casi igual al hombre". Ve lo que quiere ver, indiferente a la realidad.
El extracto del libro: "Eruditos de la rama musulmana chiíta se reúnen en un patio de su lugar sagrado en Nayaf, Irak, mientras otros rezan, meditan o incluso duermen". |
Prolongando esta temática de optimismo a ultranza, Stewart distingue a los árabeparlantes separándose de un patrón antiguo, decididos "a destruir viejos estereotipos". Escribe del siglo VII como nadie se atrevería a escribir hoy, sobre todo tras el fracaso de las ambiciones iraquíes de George W. Bush y la aventura libia de Barack Obama: "Los cuatro primeros califas han sido igual de democráticos que el británico William Gladstone, por no decir que el estadounidense Thomas Jefferson". Stewart llega a afirmar que "la civilización árabe forma parte de la cultura occidental, no de la oriental", con independencia de lo que signifique eso.
El extracto del libro: "Atravesando un grupo de bienvenida de ricas alfombras persas, el monarca Saud de Arabia Saudí llega en un Cadillac al porche de un palacio real". |
Como añadido, tan desconocido como era el islam hace 50 años, las dos docenas de cotizados empleados de Life citados como editores del libro plasman una imagen con la desinformación de que la peregrinación islámica "tiene lugar cada año en primavera". (El hajj se desplaza por el calendario, 10 u 11 días antes de cada año).
Los errores de los predecesores surten un efecto deferente. El analista como yo espera no estar tan falto de percepción como Desmond Stewart o como Life, y no quedar tan en evidencia con el paso del tiempo. De hecho, estudio historia con la esperanza de alcanzar una visión más general y por tanto no quedar tan limitado por supuestos actuales. Que alguien me diga cómo quedo en 2062.