¿Cuál debe ser el papel del Islam y de su sistema legal, denominado la Sharia, en Iraq?. En teoría, este asunto debería ser el tema de un hondo debate en América y en el resto de países cuyas fuerzas están en Iraq, porque según cómo se conteste influenciará probablemente el futuro de Iraq de manera profunda.
Los puntos de vista acerca del papel apropiado del Islam reflejan cómo uno entiende el propósito de la guerra en Iraq hace un año:
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La ley islámica se debe prohibir: El derrocamiento de Saddam Hussein fue denominado Operación Libertad Iraquí por una razón: las fuerzas de ocupación lideradas por Americanos no deben convertirse en asistentes ante un sistema legislativo antidemocrático que rechaza la libertad de religión, ejecuta a los adúlteros, oprime a las mujeres, y discrimina a los no Musulmanes. Consentir la Sharia desalienta a los moderados mientras que anima a los extremistas Wahhabíes y Khomeinistas en Iraq. Asimismo, dado que Sunníes y Shiitas interpretan la Sharia de modo diferente, su puesta en práctica promete problemas al frente.
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La ley islámica se debe permitir: La coalición de fuerzas entró en Iraq sobre todo para proteger sus países contra un régimen amenazador, no para lograr la libertad Iraquí. La democracia y la prosperidad para Iraq son sólo un subproducto feliz. La búsqueda de los intereses de la coalición no requiere que las leyes penales, familiares, financieras, y otras de Iraq sean conformes con las preferencias de Occidente. Además, para que Washington implemente sus ambiciosos planes en Oriente Medio, debe tener buenas relaciones con los poderosos líderes Shiitas como el Gran Ayatolá Ali al-Sistani, que desea que la Sharia se instaure. Y si una mayoría de Iraquíes opta por la Sharia, los defensores de la democracia difícilmente pueden negarles sus deseos.
Esto tiene la forja de una profunda argumentación acerca de los propósitos de invadir Iraq, las metas a largo plazo de la coalición en Iraq, y si la Sharia es o no es intrínsecamente reaccionaria, inocua, agresiva o misógina.
Desdichadamente, el debate ya ha terminado, antes de que pudiera comenzar: Los Iraquíes han decidido, con la bendición de los administradores de la coalición, que la ley Islámica gobernará en Iraq.
Alcanzaron esta decisión cerca de las 4:20 de la mañana del 1 de Marzo, cuando el Consejo de Gobierno Iraquí, en presencia de altos administradores de la coalición, convino en la fraseología de una constitución interina. Se espera que este documento, oficialmente llamado Ley Administrativa Transitoria, siga siendo la autoridad legal última hasta que una constitución permanente sea acordada, probablemente en el 2005. Los miembros del consejo se centraron en si la constitución interina debe nombrar a la Sharia como "una fuente" o "la fuente" de las leyes en Iraq. "Una fuente" sugiere que las leyes pueden contravenir a la Sharia, mientras que "la fuente" implica que no pueden. Al final, optaron por que la Sharia es sólo "una fuente" de las leyes de Iraq.
Éste parece ser un compromiso acertado. Significa, como los miembros del consejo explicaron más detalladamente, que la legislación no puede contradecir ni "los principios universales acordados del Islam" ni los derechos absolutamente liberales garantizados en otros artículos de la constitución interina, incluyendo la protección a la libertad de expresión, la prensa libre, la expresión religiosa, el derecho de asamblea, y el proceso individual, mas una magistratura independiente e igualdad ante la ley.
Pero hay dos razones para ver la constitución interina como una señal de victoria para el Islam militante.
Primero, el compromiso sugiere que mientras que la Sharia puede no instaurarse en su totalidad, cada ley tiene que estar conforme con ella. Como una fuente favorable a la Sharia lo dijo, "conseguimos lo que deseamos, que es que no debe de haber leyes que estén contra el Islam". Puede que el nuevo Iraq no sea Arabia Saudí o Irán, pero incluirá porciones sustanciales de la ley Islámica.
En segundo lugar, la constitución interina parece ser solamente una estación de tránsito. Los Islamistas intentarán seguramente destripar sus provisiones liberales, haciendo de tal modo a la Sharia "la fuente" de la ley Iraquí en la práctica. Los que desean este cambio - incluyendo al Sr. al-Sistani y al actual presidente del Consejo de Gobierno - probablemente continuarán presionando hacia su visión. La principal figura militante Islámica de Iraq, Muqtada al-Sadr, ha amenazado con que su grupo "atacará a sus enemigos" si la Sharia no es "la fuente" y el partido político favorable a Teherán en Iraq ha repetido el ultimátum de Sadr.
Cuando la constitución interina tome el control, el Islam militante habrá florecido en Iraq.
Por su parte, los poderes ocupantes afrontan ahora un reto monumental: Cerciorarse de que esta ideología totalitaria no domina Iraq y no se convierte en el trampolín para una nueva ronda de represión y de agresión desde Bagdad. A qué precio tiene implicaciones importantes para los Iraquíes, para sus vecinos, y mucho más allá.