Mi tribuna de hoy, "Por qué importa aún el internamiento japonés", habla del nuevo libro de Michelle Malkin En defensa del internamiento: argumento en favor del fichado racial durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra contra el Terror (Regnery) y su reto a la opinión revisionista del internamiento étnico japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Lo que no menciono allí, pero destaco aquí para que conste, es mi propia aparición en la introducción de su libro, en la página 20, donde Malkin discute que "la industria del agravio étnico y los ingenuos de las libertades civiles" han dado carpetazo al debate racional de su materia:
Hasta quienes profesan simplemente desconocer la materia [del internamiento japonés] son sometidos a unas críticas escandalosas. Cuando el erudito de Oriente Próximo Daniel Pipes, a quien la administración Bush eligió para formar parte del U.S. Institute of Peace, afirmó durante una entrevista no conocer lo suficiente la evacuación y reubicación de los japoneses étnicos durante la Segunda Guerra Mundial como para entrar en si era partidario de ello, los activistas del colectivo montaron un ataque inmediato. "Candidato Bush se niega a condenar internamiento japonés", anunciaba a los cuatro vientos el Consejo de Relaciones Islámico-Norteamericanas (CAIR). "Es indignante que alguien con estudios y doctorados por la Universidad de Harvard, en historia los dos, no condene el internamiento injusto de los estadounidenses de origen japonés, afirmando falsamente no estar lo bastante informado", aullaba el director ejecutivo de CAIR, Nihad Awad.
Malkin decía bien. El incidente comenzó el 9 de abril de 2003, cuando concedí una entrevista al programa estadounidense más destacado de la izquierda radical en Pacifica Radio, "Democracy Now". La locutora Amy Goodman y yo hablábamos de mis cuestiones islámicas y con Oriente Próximo usuales cuando, sin venir a cuento y transcurridos 12:26 minutos de entrevista, me pregunta: "¿Apoyó usted, apoya usted ahora, el internamiento de los estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial, echando la vista atrás?" Sobresaltado, contesté: "No es una cuestión que conozca lo suficiente para hablar".
CAIR, enfrascado en su campaña contra mi candidatura a la junta del U.S. Institute of Peace, intentó sin éxito valerse de esta intervención mía para incitar a la Liga Ciudadana Estadounidense Japonesa contra mi elección. En perspectiva, teniendo en cuenta que el miembro de CAIR Ibrahim Hooper pasó por el mismo programa "Democracy Now" que yo, sospecho que Hooper pasó la pregunta a Goodman.
(No sería la primera vez que CAIR me ha sembrado preguntas, aparentemente. Por ejemplo, tengo una cinta de la rueda de prensa que ofreció en Davie, Florida, el 24 octubre de 2003, encabezada por su responsable en Florida, Ajmed Bedier. Titulada "Musulmanes exigen examinar las pruebas de la relación con el terror de un habitante de Florida", el acto no tuvo nada que ver conmigo hasta el mismo final, cuando Bedier preguntó a su audiencia: "¿Algo más?" A lo que un aliado e incondicional de CAIR respondió con una larga pregunta acerca de mi reciente elección para ocupar una vacante del U.S. Institute of Peace. Bedier ofreció entonces una respuesta larga e imprecisa acerca de mi nombramiento).
Esta tentativa de emboscada en la radio no sólo no logró dar al traste con mi nombramiento, sino que también fracasó en un sentido más amplio, al despertar mi curiosidad por el internamiento japonés e invitarme a leer el libro de Malkin. Ahora, si alguien me hace la misma pregunta que Goodman, puedo responder con fundamento: Sí, soy partidario del internamiento de los estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial porque, como demuestra Malkin, "teniendo en cuenta lo que se sabía y se desconocía en aquel momento", el gobierno estadounidense tomó las decisiones correctas y sensatas. (28 de diciembre de 2004)
29 de diciembre de 2004: La reacción a esta tribuna me invita a hacer dos aclaraciones: (1) Me siento animado por los resultados del sondeo Cornell porque significa que muchos estadounidenses entienden la necesidad de poner el acento en el segmento de población implicado en las actividades islamistas; no apoyo específicamente su noción de que los musulmanes tengan que informar de su paradero.
(2) Planteé la cuestión del internamiento japonés porque "aún importa" en su influencia sobre el debate público estadounidense, y no porque defienda el internamiento de nadie hoy.
En relación a esto, durante un animado encuentro de la Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos celebrado en julio de 2002, su integrante Peter Kirsanow aconsejó a los estadounidenses árabes y musulmanes no quejarse tanto de las limitaciones a los derechos civiles que ayudan a proteger el país del terrorismo. Si estas iniciativas fracasan y un acto de mega-terrorismo obra de árabes vuelve a golpear a Estados Unidos, advertía, "os podéis olvidar de los derechos civiles" porque "la opinión pública no estará tan preocupada por ninguna erosión presunta de las libertades civiles como por la protección de sus propias vidas". Predijo que "un gran porcentaje de la opinión pública" podría conducir a que los estadounidenses de origen árabe fueran ubicados en campamentos de internamiento, como sucedió a los estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Kirsanow, antiguo secretario del Center for New Black Leadership, explicaba que personalmente no apoyaba tales campamentos y que simplemente estaba especulando. De hecho, más tarde se declaró "firmemente contrario al concepto" del internamiento.
Pero este distanciamiento no le protegió de la avalancha de reacciones de indignación. Políticos, abogados de origen japonés y originales colectivos de derechos civiles exigieron su marcha de la Comisión de Derechos Civiles, una institución pública federal. La propia comisión llegó a atacar a Kirsanow.
La experiencia de Kirsanow ilustra (a) lo tóxico de cualquier debate de la cuestión del internamiento japonés, y (b) lo directamente que afectan a cuestiones actuales de contraterrorismo los acontecimientos de hace sesenta años. Motivo de que Malkin escribiera su libro y de que yo escribiera mi tribuna acerca de ello.
31 de diciembre de 2004: Llevo la cuenta de las calumnias difundidas por Juan Cole a tenor de la cuestión del internamiento japonés y su vigencia hoy en "Departamento de erratas (ajenas a cerca de mí)", con fecha de hoy.
5 de enero de 2005: Vengo sufriendo una serie de ataques agresivos vertidos desde la izquierda, producto de mi tribuna acerca del internamiento japonés; la propia Michelle Malkin examina y comenta parte de ellos hoy en la entrada de la bitácora "En defensa de Daniel Pipes".
19 de julio de 2005: Relato la crónica hoy, en "[El Congreso Islámico de Canadá:] Apología islamista", de cómo obtuve una retractación del Congreso Islámico de Canadá a cuenta de su retrato impreciso de mi postura frente al internamiento de los musulmanes.